
El Liderazgo Local en la Financiación de la Adaptación está ganando adeptos como enfoque poderoso y eficaz para aumentar la resiliencia climática. En diversos contextos -desde Sudáfrica y Costa Rica hasta los Estados Federados de Micronesia, Camboya, Uganda y la región fronteriza entre Colombia y Ecuador- los esfuerzos de adaptación dirigidos localmente están demostrando que las comunidades no son sólo beneficiarias de los proyectos de adaptación, sino líderes capaces de diseñarlos y ejecutarlos. Estos esfuerzos cuentan con el apoyo de instituciones nacionales como el Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica (SANBI), la Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible de Costa Rica, el Micronesia Conservation Trust (MCT) y el Ministerio de Agua y Medio Ambiente de Uganda (MOWE), entre otros. Entidades regionales y locales como el Observatorio del Sáhara y el Sahel (OSS), la Gran Familia Awá (GFA), la Red de Consejos Comunitarios del Pacífico Sur (RECOMPAS) y la Confederación Afroecuatoriana del Norte de Esmeraldas (CANE) también están desempeñando un papel fundamental en estas iniciativas.
En el centro de este trabajo se encuentra el Fondo de Adaptación, que ha surgido como defensor de la adaptación dirigida localmente. A través de su apoyo a las Entidades Ejecutoras Nacionales y Regionales, el Fondo de Adaptación está promoviendo activamente un cambio en la financiación climática que pone la toma de decisiones financieras directamente en manos de los agentes locales.
La adaptación dirigida localmente, en este contexto, se refiere al empoderamiento de los agentes locales para planificar, diseñar y ejecutar medidas que aborden los riesgos específicos a los que se enfrentan debido al cambio climático. Un estudio reciente apoyado por el Fondo de Adaptación extrae conclusiones de seis estudios de casos de los países mencionados, y recoge valiosas lecciones y mejores prácticas para poner en práctica este enfoque. Entre ellas se incluyen estrategias institucionales que fomentan el liderazgo local, procesos de planificación participativa, sistemas de seguimiento impulsados por la comunidad y marcos de desarrollo de capacidades que permiten una apropiación local sostenida.
Una conclusión clave del estudio es que cuando los grupos vulnerables y los agentes locales están realmente empoderados, se encuentran en mejor posición para aplicar estrategias de adaptación que sean eficaces, específicas para el contexto y sostenibles. La adaptación dirigida localmente no sólo mejora la pertinencia y eficacia de las intervenciones, sino que también refuerza la resiliencia a largo plazo al integrar las soluciones en el tejido social, cultural e institucional de las comunidades locales.
Este creciente corpus de trabajo ofrece argumentos convincentes para ampliar la adaptación dirigida localmente como estrategia básica para la resiliencia climática. Demuestra que las comunidades, cuando cuentan con las herramientas, la financiación y la autonomía adecuadas, pueden ser los agentes de cambio más poderosos en el esfuerzo global de adaptación al cambio climático.
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